El nuevo escenario que propone el ingreso de Delta a la propiedad de LATAM y la futura alianza bilateral bajo la fórmula de un acuerdo de negocio conjunto (JBA, por sus siglas en inglés) comienza a marcar un reordenamiento de las fuerzas entre las líneas aéreas en las Américas, y como consecuencia, nuevos balances de poder que comenzarán a manifestarse en los próximos meses y años. Por el alcance local, regional y hasta global, serán meses de ajustes entre que darán paso a interesantes estrategias y nuevas oportunidades para las compañías aéreas, sus socios y por supuesto, para los pasajeros.
En ese contexto, surge la pregunta: ¿cómo es posible que dos líneas aéreas decidan romper los acuerdos que por más de veinte años les han resultado favorables? La respuesta está simplemente en un fallo que tiene a Chile como protagonista. Precisamente, el sorpresivo fallo unánime adverso que la Corte Suprema de Justicia de Chile entrega respecto a la propuesta de JBA entre American Airlines y LATAM, así como el de IAG (British Airways e Iberia) con LATAM, obliga a las compañías a buscar fórmulas alternativas para conseguir las sinergias que esperaban.
Lo anterior, es confirmado por los directores de ambas compañías en distintas declaraciones. Estas ratifican el significado adverso del fallo en Chile, ya que pese a estar aprobado en mercados más grandes como Brasil y Colombia, y tener la oportunidad de canalizar el tráfico por el resto de los centros de conexiones en la región, las partes deciden suspender lo avanzado para continuar por separado que, en el caso de LATAM, se traduce en la asociación con Delta.
Sin un fallo contrario, American Airlines, IAG y LATAM habrían continuado con los procesos para sus respectivos JBA manteniendo sin cambios significativos la composición del mercado aéreo sudamericano y el balance de poder entre las líneas aéreas y alianzas. En ese sentido, Delta probablemente habría continuado con sus inversiones en GOL, mientras que United avanza en sus JBA con Avianca y Copa Airlines, además de una probable integración de Azul Linhas Aéreas.
De lo anterior, también se infiere la importancia que Chile posee para LATAM pese su expansión regional con su fuerte presencia en Brasil y el Perú, mercados desde donde impulsa mayoritariamente su crecimiento y desde se canalizaría el tráfico perdido por el bloqueo judicial chileno. Al comentar el quiebre con su socio tradicional, American Airlines explica que los reducidos beneficios que implica un JBA sin Chile permiten entender la búsqueda de nuevas oportunidades.
Involuntariamente, el golpe contra LATAM que pretendían dar organismos de consumidores y la Asociación Chilena de Empresas de Turismo (ACHET), más las Fiscalía Nacional Económica (FNE), al bloquear los JBA se vuelve en contra o al menos deja de tener efecto. Cabe recordar que ACHET históricamente se ha opuesto a la creación de alianzas entre compañías aéreas -especialmente para LAN y ahora LATAM-, dado que estas representan amenazas para sus representados (agencias de viajes y tour operadores), pese a los beneficios que las asociaciones entregan a la industria de los viajes, incluyendo la mayor conectividad para los pasajeros.
Delta ofrece una alianza altamente atractiva sin cuestionamientos por términos de concentración de mercado por lo que no debieran existir argumentos inmediatos para que las autoridades no entreguen su visto bueno. La mayoría de las operaciones de esta hacia Sudamérica se realizan desde Atlanta, destino al que LATAM no opera, y en menor medida desde Nueva York (JFK) donde la firma con capitales mayoritarios chilenos dispone rutas específicas desde Santiago, Lima y Sao Paulo (GRU). Sólo el tramo Sao Paulo (GRU) – Nueva York (JFK) dispone de una cierta concentración de mercado, aunque esta es muy inferior a otras concentraciones (como Sao Paulo (GRU) – Miami, por ejemplo) previamente aprobadas por las autoridades económicas de Brasil.
En una perspectiva de crecimiento y trabajo conjunto con su futura nueva socia, LATAM planea para abril de 2020 fortalecer las rutas Santiago – Nueva York (JFK) y Santiago – Los Ángeles con 10 frecuencias semanales y servicios diarios, respectivamente. Se espera que la ruta Atlanta – Santiago también crezca significativamente, inicialmente en capacidad manteniendo la oferta diaria actual.
La inversión que ofrece Delta por US$1,9 mil millones más de US$350 millones para impulsar el JBA, es altamente atractiva no sólo en lo financiero al permitir reducir la deuda y mejorar el flujo de caja de LATAM, sino en lo estratégico. El potencial se incrementa aún más considerando otras asociaciones como las de Aeroméxico donde la estadounidense posee un fuerte JBA transfronterizo, además de la apertura de espacios a socios estratégicos de Delta como Air France – KLM o Virgin Atlantic.
En términos comparativos, la red conjunta que ofrece Delta a LATAM alcanza a las 435 ciudades en todo el mundo en comparación con los 420 destinos en Europa, Norteamérica y Sudamérica que suponían los JBA entre American Airlines y LATAM, y entre IAG y LATAM.
Fotografía portada - Maurice Becker