Sin duda no hay nada mejor hacer lo que a uno más le gusta. Tal es caso de Leslie, mujer, madre y esposa, que este martes de 2 de julio logra cumplir su máximo sueño: ver un eclipse solar desde un avión. Ella, es uno de los 186 pasajeros del vuelo JetSMART JA6 que cubre el tramo Santiago – Calama que, por itinerario, cruza la región de Coquimbo cuando se produjo la oscuridad total del eclipse.
Leslie es amante de la naturaleza. De la astronomía, sin duda, de esa popular, sencilla pero que cargada de pasión como la que trasmite cualquier hobby. Al ser algo casi inalcanzable, quizás fue uno de los pasajeros que más disfrutó el vuelo. Ya desde el despegue en Santiago, no duda en utilizar los lentes con filtro solar que JetSMART había obsequiado gratuitamente para cuidar la salud de los afortunados viajeros.
“Amo la naturaleza y el universo”, cuenta. “La verdad hice dos cosas para estar en este viaje. Una ver a mi hijo y otra, ver el eclipse. Me dijeron que había uno en esta fecha y comencé a buscar con mucha anticipación mi pasaje. Tal es mi entusiasmo que averigüé en que asiento debía ir y a qué lado del avión estar. Acá estoy, volando y viendo un eclipse”.
Leslie está a bordo de un vuelo comercial cualquiera. No forma parte de una lista de invitados VIP ni es pasajera de un chárter especial y tampoco fue seleccionada en un concurso. Ella es parte de los otros casi 5.400 pasajeros que a la hora del eclipse surcaron los cielos de Chile durante los dos minutos de oscuridad total, cifra impresionante que da cuenta de la democratización de los cielos que vive Chile con el fenómeno de los precios bajos de las líneas aéreas.
Como ex operadora de radiotaxi, Leslie es usuaria reciente del avión gracias a este fenómeno y lo agradece. “Me parece genial”, expresa. Antes de este vuelo, sólo había realizado dos viajes aprovechando los descuentos. “Antes mi trabajo me condenó a llevar gente al aeropuerto, pero nunca a volar. Por el low cost estoy acá volando y viendo un eclipse. Esta es la tercera vez que viajo y voy a seguir viajando”.
Vivir el eclipse es quizás una máxima alcanzada. Las lágrimas que se le escapan cuando termina la oscuridad total dan fe que su sueño estaba cumplido, de la misma forma como lo fue años antes cuando visitó por primera vez los volcanes de la Araucanía o se dejó sorprender por un amanecer a los pies del Lincacabur, en San Pedro de Atacama. “Como amante de la naturaleza encontrarme con esta hermosa experiencia de ver el eclipse, es lo máximo. Realmente cuadré todo para que fuera así. Voy muy emocionada, porque siempre las maravillas naturales me producen eso. Esto para mi es vivir la vida loca”.
Como ella, Margarita sentada en pasillo también disfruta el vuelo. A diferencia de Leslie, esta señora de Puente Alto viaja a Calama sin saber del evento astronómico. “Cuando me enteré lo encontré muy emocionante”, comenta en medio de todo el jolgorio existente a bordo del vuelo de JetSMART. “Sencillamente, me enteré de casualidad. Compré el pasaje porque estoy inscrita para que me lleguen ofertas. Vi un pasaje a 7.000 pesos y lo compré”.
Aunque su motivación no era eclipse, también se suma al festivo ambiente a bordo. Desde el pasillo se cambia de asiento y se hace parte de un concurso que la aerolínea hace para amenizar aún más este común, pero especial vuelo. Su recuerdo queda con la alegría y el gran ambiente vivido. “Impresionante como la gente en cualquier asiento, trataba de ayudar para que todos podamos apreciar el eclipse. La tripulación y la gente fue súper amable”, comenta Margarita, quien también agradece las mayores posibilidades de viajar en avión. “Me encanta, porque a mí y a todos nos gusta viajar. En mi caso, yo siempre estoy buscando ofertas.”
A pesar de que el tramo Santiago – Calama es uno de los más rutinarios, la tripulación del vuelo también se une a la experiencia del eclipse. “Es súper emocionante. Si bien los tripulantes de cabina y los pilotos trabajamos en el aire, cerca de las nubes y de las estrellas, este día es súper especial. Es emotivo, porque estás en medio de un acontecimiento que no se ve siempre, verlo y estar ahí es total”, agrega Constanza Lastra, jefa de cabina Senior del JA6. Desde “la mejor oficina del mundo”, los capitanes Alfredo Bravo y Diego Convalía, también muestran sus sentimientos. “Una experiencia espectacular”, señalan al referirse a la “gran sombra en la Tierra que se movía bajo el mar”.
Las apreciaciones de la tripulación no difieren de las de los pasajeros que, en vuelo con total ocupación, encuentran la forma de registrar el eclipse de sol. No había ventana disponible, pero la solidaridad a bordo permite a todos grabar, fotografiar o simplemente ver el evento astronómico. El momento culmine: la oscuridad total.
Como es un vuelo regular, la preparación del JA no difiere de cualquier otro vuelo de JetSMART. El eclipse sólo guardaba la precaución por velar por la seguridad de los pasajeros y estar atento al incremento del número de aeronaves en los cielos de Coquimbo. “Dentro del briefing operacional, teníamos consideraciones respecto a la gran cantidad de tráfico en la zona”, comenta el capitán Convalía, desde el asiento del primer oficial. En la cabina de pasajeros, Constanza Lastra, agrega que se tomaron los resguardos necesarios con los pasajeros. “Cómo la seguridad es nuestro objetivo primordial en el vuelo, nos preocupamos de que los pasajeros usaran sus lentes para ver el eclipse y no mirasen al sol directamente”.
El vuelo JA6 de JetSMART hace historia, no por su particularidad, sino por conectar las experiencias de cada pasajero y de las tripulaciones en torno a un evento que, por casualidad toca disfrutar. Una mezcla de suerte y tal vez, un poco de coordinación, para brindar a más de 186 personas la posibilidad de ver un verdadero espectáculo a 38.000 pies de altura. La magia de la aviación lo hace posible.