Con el 96,8% de los votos, los accionistas de Embraer han aprobado el acuerdo de negocio conjunto (JBA, por sus siglas en inglés) con Boeing, con el cual ambos esperan atender los desafíos del mercado de aeronaves inferior a 150 plazas. La aprobación corporativa sigue al visado obtenido enero por parte del Gobierno Federal de Brasil, abriendo el camino para la materialización de la asociación.
De esta manera, la nueva sociedad que se crea mediante JBA permite a Boeing tener una participación del 80,0% en la nueva compañía y 20,0% a cargo de Embraer. La operación valora la totalidad de la actividad de la división comercial del fabricante brasileño en US$5.260 millones, mientras que el porcentaje del constructor norteamericano equivale a un US$4.200 millones.
A lo anterior, la propuesta también considera la creación de otra empresa conjunto para la promoción y desarrollo de nuevos mercados para el KC-390, el avión de transporte multipropósito de tamaño medio de Brasil. En esta, Embraer mantiene la mayoría del capital con un 51,0%, mientras que Boeing el restante 49,0%.
La asociación de Boeing y Embraer es una respuesta directa al movimiento estratégico que sus competidores Airbus y Bombardier poseen desde julio 2018 para el entonces proyecto CSeries, hoy rebautizado como A220. También es una muestra más del proceso de consolidación que la industria de la aviación realiza desde hace años, impulsadas por los desafíos que tienen los aviones con menor capacidad ante la búsqueda de mayor eficiencia de parte de los operadores y la generalización de un transporte de masas.
Al igual que la asociación de sus competidores, el ingreso de Boeing representa un “salvavidas preciso” para Embraer ante los desafíos encontrados para las ventas de sus nuevos modelos de última generación tanto en el proyecto E2 como en el KC-390. En el primero, esta directamente relacionado por la preferencia que las líneas aéreas hacen por equipos de mayor capacidad, cuya versatilidad también les permite atender mercados secundarios (conocidos también como “regionales”) manteniendo la homogeneidad y reducción de costos que se busca, además del “choque” del nuevo modelo con la versión anterior, que pese a sus años sigue ampliamente vigente. Algo similar también puede interpretarse para el avión de transporte estratégico.
Embraer reconoce esta situación. Por lo mismo, acuerda la alianza y consigue aprobarla prácticamente sin objeción alguna, con el apoyo gubernamental como parte de un alineamiento político de Brasil con los Estados Unidos de la mano de dos industrias referentes para ambos países.
“Esta innovadora colaboración ayudará a que ambas compañías ofrezcan una propuesta de valor más sólida a nuestros clientes y demás grupos de interés, y a generar oportunidades para nuestros empleados”, comenta Paulo Cesar de Souza e Silva, presidente y consejero delegado de Embraer. “Este acuerdo será beneficioso para ambas partes e impulsará la competitividad tanto de Embraer como de Boeing”.
“La aprobación por parte de los accionistas de Embraer es un importante avance, a medida que progresamos en aunar estas dos grandes compañías aeroespaciales. Esta colaboración estratégica global aprovechará la trayectoria de colaboración de Boeing y Embraer en beneficio de nuestros clientes y acelerará nuestro crecimiento futuro”, añade Dennis Muilenburg, presidente del consejo de administración, CEO y consejero delegado del fabricante estadounidense.
Boeing y Embraer confían en concretar su alianza antes de que termine 2019. Con los visados correspondientes y la aprobación de los términos del acuerdo, el cierre de la operación está ahora sujeto a la obtención de las aprobaciones regulatorias pertinentes y al cumplimiento de las condiciones habituales de perfeccionamiento.
Si bien Boeing llega después de Airbus en su ingreso indirecto al mercado de aviones de menos de 150 asientos, puede tomar ventaja del posicionamiento anterior conseguido por Embraer en este segmento a medida que se acerque los tiempos de renovar material más antiguo. Un punto que Airbus debe asumir considerando los escasos resultados en ventas de Bombardier, y que, por lo mismo, transforma la denominación del CSeries al A220 como parte de su familia de aviones y estrategias comerciales.
Las dos compañías precisan que, en el negocio de defensa y aviación corporativa, más las actividades y servicios de Embraer se mantendrán en otra empresa, aunque varios contratos de soporte de la cadena de suministro, en ingeniería y en instalaciones, asegurarán beneficios mutuos que mejorarán la competitividad de ambos fabricantes como del JBA que se crea.
Fotografía portada - Boeing