Con 10 vuelos más que la temporada anterior, Aerocardal hace un balance positivo de sus vuelos comerciales entre Santiago y el archipiélago de Juan Fernández. Entre septiembre de 2017 y abril de 2018, la compañía efectuó un total de 62 operaciones entre ambos puntos aumentando la conectividad entre la isla y el continente, tanto de pasajeros como de carga, al ser la primera temporada que prestan este servicio.
Al evaluar la ruta, Ricardo Real, gerente general de Aerocardal asegura que más que un aporte el negocio lo positivo viene desde el punto de vista social por los beneficios en conectividad que se genera. “Somos la única empresa que tiene un cumplimiento de itinerario formal, saliendo desde Santiago, los días miércoles y volviendo los sábado o domingos. Eso nos hace ser muy creíbles. El resto de las empresas van cuando pueden”, asegura.
Durante la última temporada, Aerocardal incluye por primera vez en sus vuelos a Juan Fernández el transporte de carga, aumentando el impacto socio-económico de sus operaciones entre la isla y el continente. Por ser el principal producto, la langosta llenaron los cargamentos en unos contenedores especiales que por la configuración del avión fácilmente pueden ubicarse sin afectar el resto del transporte. “Nuestros aviones nos permite realizar ese tipo de misiones con pasajeros y carga, como vuelos aeromédicos”.
La buena temporada 2017-2018 sienta también un positivo precedente para repetir las operaciones en los próximos meses. Si bien siempre hay temas a evaluar, Real asegura que los vuelos volverán. “Pensamos repetirlo este año y ya hay clientes reservando.”
Tras la operación regional Santiago – Vallenar, suspendida en octubre de 2013, los vuelos a itinerario a Juan Fernández son quizás su única operación comercial, segmento que como la misma empresa indica, por ahora no representa un aspecto fuerte del negocio aunque no por ello menos importante. De cara hacia el futuro, Aerocardal descarta retomar los vuelos regionales debido a que no existen condiciones favorables para operarlos, principalmente por la falta de una demanda que de rentabilidad y sustento a la operación.
“Hemos evaluado otros puntos en Chile, pero el tipo de avión que tenemos vuelan 1 hora y media, lo que nos permite llegar a Chillán y Vallenar, pero no hay una demanda que nos garantice”, comenta el gerente general de Aerocardal. Asegura que pese a los acercamientos de la compañía ha intentado acercarse con las Cámaras de Comercio de distintas ciudades de la zona central, la respuesta no ha sido importante. “No estamos pensando generar una ruta estable a otros puntos ni traer otro avión más grande”.
Manteniendo su rol de nicho en el rubro de FBO y prestador de servicios aéreos corporativos, además de la evacuación aeromédica, Aerocardal prefiere dejar el transporte aéreo de pasajeros en el resto de las líneas aéreas que prestan servicio en Chile, que con una oferta general de tarifas bajas y aviones de gran capacidad aseguran una cobertura más eficiente de la que pueden realizar con sus aviones con un reducido número de asientos. De efectuarlos, los pasajes aéreos tendrían un precio alto restringiendo la venta a un segmento muy reducido de la población que esté dispuesto a pagarlos. “Entre los precios de JetSMART y SKY no tiene sentido, pero siempre estamos buscando opciones”, puntualiza.
Sin Amaszonas en el mercado doméstico chileno y sin el interés de Aerocardal de abordar ese segmento, la generación de una aviación regional alimentadora de rutas continúa siendo uno de los desafíos pendientes para la aviación chilena. La única excepción continúa siendo Aerovías DAP que por su condición de “aislamiento” y el rol que desempeña en la Patagonia, logra mantenerse. Entre los factores que limitan la generación de una aviación regional en Chile están un excesivo centralismo económico, demográfico y político, lo que incluye la falta de generación de polos efectivos de desarrollo capaces de generar una demanda rentable en tramos secundarios.
Fotografía portada - Ricardo J.Delpiano